Desde que la compañía aeroespacial de Elon Musk, SpaceX, empezase a poner en órbita su constelación de satélites Starlink , los astrónomos han alzado la voz en múltiples ocasiones para advertir de su peligro para ‘contaminar’ nuestra visión de los cielos. Sin embargo, la gota que ha colmado el vaso ha sido el lanzamiento el pasado año del prototipo BlueWalker 3, un satélite de la empresa AST SpaceMobile destinado a las comunicaciones cuyo brillo es tal que eclipsa a los objetos más luminosos del firmamento. Y el problema es que la compañía responsable quiere enviar centenares de estos objetos en los próximos años. Aunque los científicos ya se habían quejado de este fenómeno, ahora un equipo internacional agrupado en el Centro para la Protección del Cielo Oscuro y Silencioso de la Interferencia de Constelaciones de Satélites (CPS) acaba de firmar un artículo en ‘ Nature ‘ detallando su potencial para interferir en las observaciones del cielo. «El cielo nocturno es un laboratorio único que permite a los científicos realizar experimentos que no se pueden realizar en laboratorios terrestres« señala Dave Clements, del Departamento de Física de Imperial Collegue de Londres y autor del artículo. »Las observaciones astronómicas han proporcionado conocimientos sobre la física fundamental y otras investigaciones en los límites de nuestro conocimiento y han cambiado la visión que la humanidad tiene de nuestro lugar en el cosmos. El prístino cielo nocturno es también una parte importante del patrimonio cultural compartido de la humanidad y debe protegerse para la sociedad en general y para las futuras generaciones». Un satélite con demasiado brillo BlueWalker 3 fue lanzado a la órbita terrestre baja (donde se ubican la mayoría de los satélites que orbitan la Tierra) el 10 de septiembre de 2022. Este es un prototipo de una constelación planificada de más de cien satélites similares destinados a su uso en comunicaciones móviles. Tan solo semanas después se hizo patente que este satélite superaba el brillo de cualquier objeto celeste, tan solo superado por la Luna. Pero con el objetivo de comprender mejor sus efectos en la astronomía, un equipo internacional de científicos inició una campaña por todo el mundo para observar sus efectos. Tanto profesionales como aficionados apuntaron con sus telescopios al objetivo desde puntos tan remotos como Chile, Estados Unidos, México, Nueva Zelanda, Países Bajos o Marruecos. Al documentar el brillo de BlueWalker 3 durante un período de 130 días, los datos que recoge el estudio de ‘Nature’ muestran un aumento abrupto de luz que coincide con el despliegue completo del conjunto de antenas, que desplegadas miden 64 metros cuadrados: el sistema de antena comercial más grande jamás desplegado en órbita terrestre baja. También se llevó a cabo una previsión de la trayectoria de los satélites. Algo importante ya que los astrónomos las utilizan para corregir el brillo e intentar contrarrestar el efecto de estas ‘megaconstelaciones’. Pero los astrónomos señalan que esto no es suficiente. No solo en las observaciones visibles Los astrónomos captan la información que llega desde el espacio de diferentes formas: de forma tradicional se ha llevado a cabo el sondeo de la luz, lo que se denominan las observaciones visibles. Sin embargo, las señales de radio juegan un papel muy importante en la forma en la que conocemos el Universo. El estudio demuestra que este satélite no solo afecta al primer modo, sino también a la segunda manera en el que los astrónomos escudriñan el cielo. El problema es que BlueWalker 3 utiliza longitudes de onda cercanas a las que observan los radiotelescopios. Si bien algunos telescopios están ubicados dentro de zonas radio silenciosas, las restricciones vigentes para preservar estas áreas actualmente solo se aplican a la superficie terrestre, por lo que «no necesariamente están protegidos de la transmisión por satélite», señalan los autores. «BlueWalker 3 transmite activamente en frecuencias de radio cercanas a las bandas reservadas para la radioastronomía, y es posible que las protecciones existentes de los observatorios contra las interferencias de radio no sean suficientes», dice Mike Peel, investigador en el Departamento de Física de Imperial College de Londres y firmante del artículo. «Por lo tanto, se requiere más investigación para desarrollar estrategias para proteger los telescopios existentes y futuros de los numerosos satélites que se planean lanzar durante la próxima década». Astrónomos que no van en contra del progreso A pesar de las críticas, el equipo de astrónomos reconoce que las nuevas constelaciones de satélites «cumplen un papel importante en la mejora de las comunicaciones mundiales». Sin embargo, su interferencia con las observaciones astronómicas «podría obstaculizar gravemente el progreso en nuestra comprensión del cosmos». Es por ello que claman por la investigación para paliar sus efectos secundarios y para minimizar su impacto en la astronomía. MÁS INFORMACIÓN noticia No El meteorito que partió en dos una montaña noticia Si ¿Hemos encontrado una ‘grieta’ en la estructura del Universo? Para recabar más datos, los astrónomos seguirán de cerca las andanzas de BlueWalker 3 para continuar recabando datos de cómo puede alterar la visión de nuestros cielos. De hecho, será tema de debate en el simposio organizado por la IAU este mismo mes.