Hay un dicho muy común entre los británicos que afirma que el diablo se esconde en los detalles. Tal vez por eso, el físico escocés James Clerk Maxwell (1831-1879) ideó un diablillo y lo puso a jugar con los detalles de uno de los principios de la termodinámica. Una broma científica con la que Maxwell se enredó en un experimento mental de lo más curioso.