Momento histórico: India se convierte en el primer país en alunizar en el polo sur de la Luna

Por 23/08/2023 Portal

Lenta pero segura. La sonda Chandrayaan-3 ha conseguido aterrizar en la Luna. Y no en cualquier sitio: en el cotizado polo sur, donde ninguna otra nación ha conseguido aún posar su tecnología, pese a que ese lugar es ahora uno de los más cotizados en la exploración espacial. Además lo logra después del fracaso de Rusia tan solo tres días antes y con una nave ‘low cost’, demostrando que el espacio puede ser también un lugar para países más modestos. El plan era comenzar con las últimas maniobras a las 14.00. Durante esta última etapa se daban las acciones más críticas, incluidos los temidos ’15 minutos de terror’ de los que depende el éxito o el fracaso de la misión y que después del fracaso de Chandrayaan-2 , que acabó estrellada sobre la Luna, pesaban más que nunca. Esta parte consta de cuatro fases: la primera, de frenado brusco, donde la nave pasa de 6.000 kilómetros por hora a casi cero; después, la fase de mantenimiento de altitud, que tiene lugar a unos siete kilómetros sobre la superficie lunar; tras ella llega la fase de ruptura final, con un desplazamiento horizontal hasta posicionarse en el punto de aterrizaje; y, finalmente, el descenso terminal, la etapa final donde el módulo aterriza. Noticia Relacionada estandar Si La India aspira a convertirse en el cuarto país en llegar a la Luna Pablo M. Díez Tras el fracaso de la misión rusa, su sonda intentará mañana posarse en el polo sur lunar Dentro de Chandrayaan-3 han viajado el módulo de aterrizaje Vikram, que quiere decir ‘valor’ en sánscrito; y un pequeño rover, el Pragyan, que en el mismo idioma significa ‘sabiduría’. El primero se diseñó solo para probar que India poseía la tecnología para llevar a cabo un alunizaje suave en un lugar tan accidentado como el polo sur lunar. El segundo se construyó pensando en una misión de tan solo 14 días con la que demostrar que el país está preparado también para explorar, al menos de forma robótica, otros mundos. El objetivo, el polo sur lunar, es la nueva ‘tierra prometida’: los científicos creen que allí hay abundantes reservas de agua en forma de hielo (varios estudios lo corroboran, pero nadie ni nada ha estado físicamente allí para comprobarlo), lo que sería de gran ayuda para próximos asentamientos humanos. De hecho, es el lugar en el que tanto EE.UU. como China han fijado su mirada para llevar allí las próximas misiones tripuladas, que veremos, si se cumplen los tiempos, a partir de 2025. Pero allí no solo hay agua: en el polo sur hay mucha información sobre el manto de la Luna, que guarda secretos de la formación planetaria. Y también hay depósitos de titanio y aluminio, así como de metales preciosos y gemas semipreciosas -entre otros materiales-, que podrían explotarse para ser usados tanto allí como aquí, en la Tierra. Además, nuestro satélite es un campo de pruebas perfecto de cara al siguiente horizonte humano a conquistar: Marte. Un programa ‘low cost’ India dispone de un programa aeroespacial de bajo coste en comparación con otras potencias. Como dato: el presupuesto de Chandrayaan-3 es de unos 75 millones de dólares, muy por debajo de los 4.000 millones que cuesta cada misión Artemis de la NASA, aunque más cerca de los 100 millones que invirtió Rusia en la malograda Luna-25 . Sin embargo, esto no ha frenado el hecho de que en 2008 consiguieran poner un orbitador alrededor de nuestro satélite (el Chandrayaan-1) y después otro en Marte (convirtiéndose en 2014 en la primera nación asiática en conseguirlo). Las claves del éxito -que la propia India no desmiente- son copiar y ahorrar: adaptan tecnología espacial ya existente y aprovechan los bajos sueldos que pagan a sus ingenieros y científicos que, no obstante, están altamente capacitados. Están tan seguros de su programa que ya planean para dentro de dos años su primera misión tripulada a la órbita terrestre y misiones robóticas a la órbita de Venus. Y sus ambiciones no terminan ahí: quieren llevar al primer astronauta indio a la Luna dentro de 25 o 30 años. Pero no todo siempre ha salido bien. En 2019, la predecesora de Chandrayaan-3 perdió la comunicación con Tierra en las últimas maniobras y acabó estrellada contra el suelo lunar. «Aprendimos mucho de aquello», señaló para AFP Ahil G. Verma, responsable de la empresa Godrej & Boyce, principal proveedor de motores y componentes del IRSO, la Organización India de Investigación Espacial. «Estamos seguros que esta misión será exitosa y aportará orgullo y reconocimiento a quienes han trabajado para ella», remarcó hace unas semanas. Sus anhelos y esperanzas, finalmente se han cumplido, alzando a India al selecto grupo de países que están abriéndose camino en la nueva era de la exploración espacial.