Desde la antigüedad, la humanidad ha utilizado la madera para construir muebles o tallar herramientas, procurándose una vida más sencilla gracias a mentes cada vez más complejas. No somos la única especie: algunos animales tallan las cavidades de los troncos de los árboles buscando refugio o usan sus ramas y palos a modo de presa o incluso de ‘cuchara’ para sacar el alimento de los agujeros del suelo, por ejemplo. Sin embargo, sí que somos los únicos que la utilizamos desde una perspectiva más amplia, incluyéndola en nuestras construcciones y transformándola, creando con ella no solo refugio, sino impresionantes edificaciones que aguantan el paso de los siglos. Pero, ¿en qué momento nuestros antepasados pensaron que era una buena idea utilizar este material en sus edificaciones? Desde el Pleistoceno medio (hace entre 774.000 y 129.000 años), se han encontrado herramientas de madera, como las lanzas del yacimiento de Clacton-on-Sea (en el condado de Essex, al sur de Inglaterra), datadas hace unos 400.000 años; o en en Schöningen, Alemania, de hace unos 300.000 años. Pero, hasta la fecha, de esa época solo se habían hallado pequeños utensilios que denotaban una inteligencia muy rudimentaria, limitando el uso de la madera para hacer fuego, palos para cavar y lanzas para la caza. Sin embargo, un nuevo hallazgo llevado a cabo por investigadores de las universidades de Liverpool y Aberystwyth podría revolucionar la Historia: en el yacimiento de las cataratas de Kalambo, en el límite entre Zambia y Tanzania, se han encontrado una suerte de vigas talladas de hace 476.000 años. Según sus descubridores, estas estructuras, que sirvieron como pasarela o pilar de un antiguo hogar, serían el primer ejemplo en su tipo, demostrando que nuestros antepasados, antes de que llegase el Homo sapiens, también construían con madera, lo que les convertiría en una civilización mucho más refinada de lo pensado. Las conclusiones acaban de publicarse en la revista ‘ Nature ‘. Dos grandes troncos con marcas El equipo halló los restos sumergidos en arena, lo que ha preservado la madera durante todo este tiempo, algo raro en otros yacimientos. Se trata de dos troncos negruzcos con unas marcas que los análisis revelaron que fueron hechas a propósito. Aquellos homininos de la especie homo, pero anteriores al sapiens -es decir, nuestros antepasados-, tallaron y dieron forma a dos troncos para formar una estructura, «probablemente los cimientos de una plataforma o parte de una vivienda», señalan los autores. La estructura de madera hallada en el yacimiento junto con un croquis de su posición Larry Barham, Universidad de Liverpool La sorpresa llegó cuando se fecharon gracias a técnicas de datación por luminiscencia (que revelan la edad en función de la última vez que los minerales de la arena que rodean los hallazgos estuvieron expuestos a la luz). Los restos se encontraban en dos estratos de dos ocupaciones distintas de homininos: la primera, se produjo hace 476.000 años y la segunda, de la que además encontraron otros artefactos de madera, como una cuña y un palo de excavación, hace 390.000 años. «A esta gran edad, poner fecha a los hallazgos es un gran desafío y utilizamos la datación por luminiscencia para hacerlo. Estos nuevos métodos de datación tienen implicaciones de gran alcance: nos permiten datar mucho más atrás en el tiempo para reconstruir sitios que nos den una idea de la evolución humana. El yacimiento en las cataratas de Kalambo ya había sido excavado en la década de 1960, cuando se recuperaron piezas de madera similares, pero no pudieron fecharlas, por lo que el verdadero significado del lugar no estaba claro. Hasta ahora», indica Geoff Duller, investigador de la Universidad de Aberystwyth encargado de la datación y otro de los autores del estudio. Otros entornos modificados Encontrar pruebas de las primeras modificaciones de elementos estructurales no es fácil. Hace unos 176.500 años, en la cueva de Bruniquel (Francia), los neandertales arrancaron estalagmitas del suelo y las utilizaron para crear enigmáticas estructuras circulares en las profundidades del subsuelo. Aproximadamente en el mismo período, en La Cotte de St. Brelade, en la isla de Jersey (Reino Unido), la misma especie estructuró su espacio apilando montones de cráneos y otros huesos de mamut a lo largo del borde de un barranco. Estos elementos (estalagmitas y restos óseos) tienen más probabilidades de sobrevivir que la madera, por lo que el hallazgo de Kalambo es aún más extraordinario. Las implicaciones de esta estructura Los investigadores también indican que este descubrimiento desafía la opinión predominante de que los humanos de la Edad de Piedra eran fundamentalmente nómadas. Porque aquí, en las cataratas de Kalambo, estos humanos no solo disponían de una fuente continua de agua, sino que el bosque que los rodeaba les proporcionaba suficiente alimento para permitirles asentarse y construir estructuras como las halladas, que podrían indicar que hace medio millón de años «Este hallazgo ha cambiado mi forma de pensar sobre nuestros primeros ancestros -dice Larry Barham, del Departamento de Arqueología, Clásica y Egiptología de la Universidad de Liverpool, director del proyecto de investigación «Raíces profundas de la humanidad» y autor principal del estudio-. Olvídate de la etiqueta ‘Edad de Piedra’ y mira lo que estaban haciendo estas personas: algo nuevo y grande con madera. Usaron su inteligencia, su imaginación y sus habilidades para crear algo que nunca antes habían visto, algo que nunca antes había existido. Estas personas se parecían más a nosotros de lo que pensábamos». Los autores señalan que el yacimiento de las cataratas de Kalambo, que se encuentra sobre una cascada de 235 metros de altura, debe ser protegido. De hecho, el lugar está incluido entre los posibles candidatos de la Unesco a convertirse en Patrimonio de la Humanidad. MÁS INFORMACIÓN noticia Si El súbito destello que iluminó todo el Sistema Solar noticia Si Hallan por azar los restos de una mujer y dos niños neandertales en el almacén de un museo de Barcelona «Nuestra investigación demuestra que este lugar es mucho más antiguo de lo que se pensaba anteriormente, por lo que su importancia arqueológica es ahora aún mayor. Agrega más peso al argumento de que debería ser Patrimonio de la Humanidad de las Naciones Unidas», indica Duller. Por su parte, Barham agrega: «Esperamos con ansias que surjan más descubrimientos entre sus arenas».