Space X ha lanzado este viernes con éxito, tras un aplazamiento por el mal tiempo, su tercera misión tripulada rumbo a la Estación Espacial Internacional (ISS). El proyecto supone un respaldo importante a la colaboración privada con las agencias espaciales internacionales —la europea (ESA) participa por primera vez con el viaje de un astronauta— y es un hito en la reutilización de un cohete y una cápsula, una estrategia que permite abaratar los costes de la exploración espacial. El cohete Falcon 9 regresará a la Tierra para un aterrizaje en posición vertical en un barco no tripulado y la cápsula Crew Dragon está programada para atracar en la ISS.