Tres grandes astrónomas casi olvidadas a pesar de sus logros

Por 24/01/2021 Portal

La astronomía moderna no se podría concebir sin el extraordinario trabajo realizado por todas las mujeres que, con su dedicación a la Ciencia, escribieron algunas de sus páginas más gloriosas. Desgraciadamente, y a pesar de sus aportaciones, muchas de ellas duermen en el olimpo de los olvidados y son ignoradas por el gran público.

Vayamos con tres ejemplos concretos.

Sophia Brahe – Wikipedia

Por todos son conocidas las contribuciones de Tycho Brahe, pero quizás pocos son los que se han acercado a la figura de su hermana, la astrónoma y horticultora Sophia Brahe (1556-1643).

El trabajo de ambos hermanos durante su estancia en el castillo de Urania fue determinante para confeccionar un amplio catálogo con los movimientos y las posiciones planetarias, el cual sería utilizado durante mucho tiempo por algunos de los más celebrados astrónomos.

A otra de esas astrónomas ignotas le llegó su momento de gloria en 1994. Ese año la Unión Astronómica Internacional bautizó a un cráter del planeta Venus con el nombre de la científica china Wang Zhenyi (1768-1797).

Esta astrónoma, que vivió durante la dinastía Qing -la última imperial-, estudió los eclipses lunares, demostró las bases científicas de los equinoccios y escribió una docena de libros sobre astronomía y matemáticas.

Vamos con la última de esta particular terna. Actualmente un cráter de la luna la recuerda -Caroline Herschel- y un asteroide fue bautizado con su segundo nombre, Lucretia. Esta científica perteneció a una de las familias más célebres de toda la Historia de la Astronomía.

El músico astrónomo
En 1757 llegó a Inglaterra un joven músico prusiano llamado Frederick William Herschel (1738-1822). Lo hizo acompañado de tres de sus siete hermanos: Jacob, Alexander y Dietrich.

Gracias a su habilidad con el violín no le costó trabajo adquirir cierta notoriedad en la localidad de Bath, primero como músico, luego como compositor y, finalmente, como director de la orquesta. Todavía no había entrado en la tercera década de la vida cuando ya saboreaba los laureles del éxito.

Diecisiete años después de su llegada a la isla, se les unió la benjamina de la familia, Caroline Lucretia (1750-1848), para encargarse de las gestiones administrativas.

En sus ratos de ocio William enseñaba música a su hermana, no tardando en descubrir que tenía un talento innato para el canto, razón por la cual decidió incorporarla a sus actuaciones.

A pesar del éxito profesional la verdadera pasión de William era la astronomía y poco a poco fue arrinconado la música en favor de la ciencia. En 1773, con la ayuda de su hermano Alexander, construyó su propio telescopio. Fue el inicio de una gran aventura.

En 1781 William realizó uno de los mayores descubrimientos de la historia al observar un cuerpo celeste más allá de la órbita de Saturno. Al principio el científico-músico pensó que se trataba de un cometa, pero no tardó en percatarse que realmente era un planeta, al que bautizó con el nombre de Urano.

La soprano astrónoma
Cuando William se dedicó en cuerpo y alma a la astronomía atrajo a su hermana Caroline hacia su nueva pasión, inicialmente en calidad de ayudante. Ella era la que preparaba las lentes y la que compilaba los catálogos astronómicos.

Más adelante Caroline se independizó en las labores científicas, adquirió su propio protagonismo y centró sus estudios en los cometas -llegando a descubrir ocho-, en los objetos del espacio profundo y en las nebulosas. Se podría decir que la soprano se pasó más tiempo con los ojos puestos en el cielo que en la platea.

La labor de Caroline fue tan significativa que el rey Jorge III de Inglaterra la contrató al servicio de la Corona, convirtiéndose, de esta forma, en la primera mujer astrónoma en recibir un salario gubernamental –cincuenta libras anuales-.

Cuando William falleció, Caroline regresó al Viejo Continente, continuando con su labor astronómica y ocupándose de la educación de su sobrino John, el hijo de, William, que también se convirtió en astrónomo, la igual que los hijos de éste (Alexander Stewart y John).

M. Jara

Pedro Gargantilla es médico internista del Hospital de El Escorial (Madrid) y autor de varios libros de divulgación.