Hay caminos en la vida que parecen ser únicamente de ida, y líneas invisibles que solo se pueden cruzar en una dirección, pero nunca en la contraria. Ese parece ser el caso de las especies más características de la fauna australiana, canguros, koalas y marsupiales, que jamás se aventuraron a cruzar a Asia a pesar de que, al mismo tiempo, muchas especies asiáticas, como las goannas (lagartos similares a los varanos) o aves como las cucaburras sí que entraban y se extendían por toda Australia. ¿Por qué motivo este ‘tráfico’ solo se producía en una dirección? ¿Por qué ni un solo canguro abandonó jamás el continente australiano? Durante mucho tiempo, los biólogos han descrito esta distribución asimétrica de especies australianas y asiáticas usando una línea imaginaria que separa Australia de Nueva Guinea y partes de Indonesia del sudeste asiático continental. Este límite invisible se conoce como la ‘Línea de Wallace’ y, desde hace casi dos siglos, ha supuesto un enigma inexplicable para científicos de todo el mundo. Ahora, un equipo de investigadores de la Universidad Nacional de Australia (ANU) y ETH Zurich, en Suiza, sostiene que la ‘culpa’ de esta extraña situación es de los cambios continuos de las placas tectónicas y de un brusco cambio global del clima hace varias decenas de millones de años. Los resultados de la investigación se acaban de publicar en ‘ Science ‘. «Si viajas a Borneo -explica Alex Skeels, de ANU y autor principal del artículo- , no verás ningún mamífero marsupial, pero si vas a la isla vecina de Sulawesi, sí. Australia, por otro lado, carece de mamíferos típicos de Asia, como osos, tigres o rinocerontes». Según el artículo, para encontrar las razones de este misterio hay que bucear en el pasado. «Hace unos 35 millones de años -prosigue Skeels- Australia estaba ubicada mucho más al sur y estaba conectada con la Antártida. Después, en algún momento de la línea de tiempo de la Tierra, Australia se separó de la Antártida y durante millones de años se desplazó hacia el norte, lo que provocó que terminara estrellándose contra Asia. Esa colisión dio origen a las islas volcánicas que ahora conocemos como Indonesia«. Un camino solo de ida Las islas de Indonesia recién formadas sirvieron como ‘trampolín’ para muchos animales asiáticos, que a través de ellas llegaron a Nueva Guinea y Australia. Pero no al revés. «Nuestra investigación -afirma Skeels- muestra que muchos más grupos de fauna asiática cruzaron y se establecieron en Australia que en la dirección opuesta». Según los investigadores, el cambio en la tectónica de placas es sólo una pieza del rompecabezas que permite explicar esta extraña migración unidireccional de especies asiáticas a Australia, pero que impide a las especies australianas hacer lo propio y pasar a Asia. Otra pieza importante, en efecto, es el clima. Cuando Australia se separó de la Antártida, de hecho, se produjo un cambio climático que llevó a un enfriamiento global y al ‘secado’ de los continentes, lo que provocó eventos de extinción masiva en todo el mundo. «Cuando Australia se alejó de la Antártida -dice Skeels-, abrió el área del Océano Profundo que rodea la Antártida, que ahora es donde se encuentra la Corriente Circumpolar Antártica. Y eso cambió drásticamente el clima de la Tierra en su conjunto, haciéndolo mucho más frío». «A pesar de este enfriamiento global -prosigue el investigador-, el clima en las islas de Indonesia, que los organismos utilizaron como puerta de entrada para saltar a Australia, se mantuvo relativamente cálido, húmedo y tropical. La fauna asiática, que ya estaba bien adaptada y cómoda con estas condiciones, no tuvo problemas para establecerse en Australia». Pero no al revés, sostiene Skeels. «Este no fue el caso de las especies australianas. Habían evolucionado en un clima más frío y cada vez más seco con el tiempo y, por lo tanto, tuvieron menos éxito en establecerse en las islas tropicales en comparación con las criaturas que emigraron de Asia». MÁS INFORMACIÓN noticia No De la infanta Leonor a los Romanov: la Historia real revelada por el ADN noticia No El James Webb detecta el agujero negro supermasivo activo más distante Estos hallazgos pueden resultar de mucha utilidad a la hora de predecir migraciones animales en el futuro y ayudarnos a saber qué especies pueden estar mejor preparadas para adaptarse a nuevos entornos.