Una persona anónima envió un mensaje de alerta a unos 40 editores de revistas científicas de todo el mundo el 12 de abril de 2022. Una española recibió este e-mail a las 4.40 de la noche. Arrancaba así: “Queridos profesores, buenos días. Si estáis recibiendo este mensaje, es un asunto importante”. Esta persona denunciante afirmaba que un científico indio, Gunasekaran Manogaran, había montado una megafábrica de estudios científicos fraudulentos, que se producían en serie. La trama presuntamente vendía la autoría de estos cientos de estudios falsos a investigadores asiáticos, sobre todo indios y chinos, ávidos por publicar rápidamente para lograr una plaza o un ascenso. La red lograba entonces colar esos seudoestudios en revistas especializadas de las principales editoriales científicas, como Elsevier, Springer Nature, Wiley y MDPI. Más que aprovechar las grietas del sistema, estaban paseando por una alfombra roja para los tramposos.