A moment that lasted years.
Scientists don’t fully understand it.
Más dióxido de carbono en la atmósfera hace en principio que las plantas crezcan más vigorosamente; sin embargo, ese efecto va menguando a ojos vista por la falta de agua y nutrientes.
Las personas ansiamos la compañía de nuestros congéneres tras un período de soledad, igual que necesitamos comer cuando tenemos hambre.

Dentro del pequeño volumen de una sola célula, los reactivos se unen en un espacio confinado a través de eventos de reconocimiento químico altamente evolucionados. La forma en que la naturaleza controla la reactividad química dentro de una célula es lo que cualquier químico orgánico podría soñar: múltiples reacciones que pueden controlarse específicamente en mezclas complejas sin ninguna reactividad cruzada.
Inspirándose en ello, un grupo de investigadores de la Universidad de Roma ha publicado un estudio en Nature en el que se demuestra el uso de anticuerpos para controlar reacciones químicas.
Anticuerpos IgG
El estudio ha demostrado, así, la posibilidad de utilizar biomoléculas bivalentes (es decir, anticuerpos IgG) para inducir la proximidad entre reactivos y así controlar su reactividad química.
Por primera vez, pues, se abre la posibilidad de controlar reacciones con anticuerpos, lo cual permite que se pueda controlar la formación de productos de reacción, y que estos se generen únicamente en presencia de anticuerpos específicos.
Estos productos de reacción pueden ser diseñados para ser moléculas funcionales, con uso terapéutico, por ejemplo.
En este estudio en concreto se demuestra la formación de un agente anticoagulante a través de la reacción inducida por la presencia del anticuerpo específico. Vemos cómo sólo en presencia del anticuerpo en cuestión, el agente anticoagulante se forma y seguidamente inhibe la actividad de la trombina (enzima clave en la coagulación de la sangre).
La estrategia es muy versátil, lo que permite ser aplicada a cualquier tipo de reacción (es decir, generar una gran variedad de productos) y ser diseñada para cualquier tipo de anticuerpo IgG.
Los anticuerpos IgG son biomarcadores notables; son las señales que nos proporcionan indicaciones sobre muchas enfermedades y cómo nuestro sistema inmunológico las contrarresta. La capacidad potencial de los anticuerpos IgG para controlar reacciones químicas permitiría la formación de diferentes moléculas, que van desde la obtención de imágenes hasta los agentes terapéuticos, solo cuando un anticuerpo IgG de diagnóstico específico está presente en nuestro cuerpo. Se pronostica así que esta estrategia podría encontrar aplicaciones en diagnóstico y terapéutica.
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La noticia
Se logra usar anticuerpos para controlar reacciones químicas y formar determinados tipos de moléculas con uso terapéutico
fue publicada originalmente en
Xataka Ciencia
por
Sergio Parra
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Publicar memes ridiculizando los que se niegan a vacunarse para la COVID-19 es algo que se ha puesto de moda, como también los memes ridiculizando a los que están a favor de la vacuna.
Sin embargo, ni el objetivo real de estos memes es cambiar las opiniones de los demás, ni tampoco resultan muy eficaces (más bien producen el efecto contrario). En pocas palabras, es poco probable que publicar memes en las redes sociales cambie de opinión sobre la vacunación.
¿Por qué publicamos memes?
Dos décadas de investigación muestran que publicamos memes o cualquier otro contenido en las redes sociales por tres razones fundamentales:
- Para mostrar una imagen idealizada de nosotros mismos. Es decir, para vendernos en sociedad.
- Para mostrar y respaldar nuestras membresías en grupos, ya sea nuestra familia, un partido político o nuestro amor por un equipo deportivo (también si somos pro ciencia o anti ciencia).
- Llamar la atención y recibir feedback. Es una forma de llamar la atención y los «me gusta» de personas de ideas afines dentro del círculo de las redes sociales.
Influir en los demás y cambiar sus opiniones es la cuarta razón para publicar contenido en las redes sociales, pero es normalmente la que tiene menos importancia para nuestros fines. Además, esta cuarta razón solo puede ser eficaz en el subconjunto de personas que ejercen influencia en las redes sociales, ya sea porque son muy populares y tienen un gran número de seguidores en las redes sociales o porque son expertos en un campo en particular.
Para la mayoría de los usuarios de redes sociales las tres motivaciones principales son mucho más relevantes. Publicar un meme a favor de la vacuna es una forma de expresar públicamente el respaldo a la vacunación y todas las posturas políticas y sociales relacionadas asociadas a dicho apoyo.
Además, como ya sugiere la literatura científica al respecto, en general los intentos de persuadir a alguien con un punto de vista opuesto al nuestro endurece y polariza las actitudes existentes del objetivo. Ya no digamos si esos intentos están revestidos del sarcasmo de un meme.
En lo tocante a las vacunas, además, estamos en un escenario urgente donde hay exceso de información contradictoria. Podríamos intentar hacer pedagogía, tratar de informar a la gente, incluso intentar persuadirla con la mejor retórica posible. Sin embargo, si esto no funciona y tenemos prisa, sería como tratar de debatir con el pasaje de un avión sobre cómo proceder frente a una tormenta que se viene encima.
Finalmente, hemos de depositar nuestra confianza, en mayor o menor medida, en las decisiones del piloto (que pueden ser auditadas públicamente); y para lograrlo sin tropezar en el totalitarismo, quizá una estrategia más útil sería el llamado paternalismo libertario:
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La noticia
Publicar memes burlándonos de los antivacunas COVID-19 ejerce el efecto contrario al pretendido (que en realidad no pretendemos)
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Xataka Ciencia
por
Sergio Parra
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