Cronobiología de una noche de verano: por qué dormimos peor y cómo remediarlo

Por 06/08/2022 Portal

Shakespeare ya nos contó, hace más de cuatro siglos, que las noches estivales son más para el amor, la bacanal y el deleite mundano, que para dormir. Pero las hadas embaucadoras de su Sueño de una noche de verano (1595) no son las únicas culpables de entronizar a Cupido y espantar a Morfeo en esta estación: la ciencia achaca a un cúmulo de factores nuestro insomnio veraniego. Para empezar, la duración del sueño es menor que en invierno, como confirmaba una investigación hecha en Japón. “En verano se tiende a hacer un jet lag social, la gente se acuesta más tarde y cuesta decirles a los niños que se vayan a la cama cuando todavía es de día”, relata Milagros Merino, especialista en neurofisiología clínica y presidenta de la Sociedad Española del Sueño (SES). “Se necesitan unas condiciones mínimas de confort para dormir, pero estamos teniendo 31 y 32 grados a medianoche. Con todo el calor que echan los equipos de aire acondicionado, con el que hay acumulado en el asfalto, es infernal”, sentencia la también coordinadora de la unidad de trastornos neurológicos del sueño del Hospital Universitario La Paz de Madrid.

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