El filósofo de la ciencia Karl Popper estableció un criterio simple para probar la validez de una teoría científica: que sea posible comprobarla observacionalmente. Aunque en algunos aspectos de la ciencia moderna esta premisa puede considerarse demasiado estricta, en otros es lo único que tenemos y la razón última por la que construimos instrumentación científica. En astrofísica, poder observar la naturaleza de la realidad requiere montar grandes instalaciones en la Tierra o lanzar telescopios espaciales.