En un principio fue el globo; tiempo después vendría el zepelín a conquistar los cielos, o por lo menos a intentarlo. Pero los pioneros de la nave aerostática fueron, sin duda, los hermanos Montgolfier cuando descubrieron que la ligereza del humo hacía subir las bolsas de papel invertidas con las que jugaban frente a una hoguera. Decididos a utilizar su descubrimiento, los dos hermanos experimentaron con materiales ligeros hasta conseguir un globo de lino y papel. Su invento fue presentado al público en París, en el Campo de Marte, el 27 de agosto de 1783.