Una profesora de instituto, Yvonne Balding, murió hace seis años en Australia sin que trascendiera la noticia. Casi nadie sabía que aquella anónima profe de mates era en realidad Yvonne Barr —su nombre de soltera—, la codescubridora del virus de Epstein-Barr, un organismo de 0,00012 milímetros que es culpable de la enfermedad del beso, de la esclerosis múltiple e incluso de algunos tumores. Prácticamente todo el mundo lleva dentro, sin saberlo, el apellido de Yvonne Barr. El virus infecta a 95 de cada 100 personas.